Cuánta diferencia hacen unos pocos meses…
Todo lo que era importante hasta hace algunas semanas: cómo convencer a la gente de dejar de tomar vuelos, cómo cortar con nuestra sobre-dependencia con el plástico, cómo frenar la deforestación, cómo dejar a un lado la moda rápida, todo eso pareciera estar relegado por el momento.
Para entender un poco más lo que está sucediendo desde un lado académico, podríamos sacar a relucir la pirámide jerárquica de necesidades de Maslow:
Imágen: J. Finkelstein, traducido por Mikel Salazar González (Wikipedia)
En momentos de crisis, volvemos a poner foco sobre la base de la famosa pirámide y buscamos garantizar un hogar seguro, suficiente alimento para nuestras familias y salud física básica. Cuando el mundo tal como lo hemos conocido pareciera colapsar alrededor nuestro, esa parece una opción sensata.
Pero no vivimos en un mundo bi-dimensional, avanzando constantemente de forma lineal por la pirámide de Maslow hacia la auto-realización. Somos criaturas complejas y con matices, capaces de manejar al mismo tiempo múltiples objetivos que muchas veces compiten entre sí.
Entonces, podemos estar preocupados por la seguridad laboral y el estado de la contaminación del plástico en el mar. Podemos estar ansiosos por la escasez del papel higiénico como así también por la decreciente provisión de combustible fósil. Podemos pensar en inmediato de nuestros adultos mayores y al mismo tiempo en el mundo que les dejamos a nuestros hijos.
Podemos preocuparnos por la sustentabilidad mientras que buscamos satisfacer nuestras necesidades físicas inmediatas.
Julian Borra, nuestro Jefe Creativo resume el sentimiento actual de la siguiente manera: “Todos hemos sido aplastados hacia el presente inmediato”.
En lugar del patio global al que nos habíamos acostumbrado, nuestras vidas quedan ahora confinadas al hogar. En vez de hacer negocios con colegas y clientes o pasar tiempo con amigos en un bar, estamos trabajando desde nuestras casas y compartiendo cócteles virtuales con amigos. Los viajes aéreos han cesado. Las calles están tan vacías como las góndolas de los supermercados y el capitalismo de libre mercado está siendo puesto a prueba severamente.
Pero quizá es tiempo de redefinir la sustentabilidad para el mundo post-Coronavirus. Es tiempo de focalizarnos en cómo podremos mantenernos a nosotros y a nuestras familias, a las comunidades locales y a una sociedad más amplia en un mundo que está en un creciente cambio.
Podemos aprovechar este momento para presionar el botón de REINICIO y pensar realmente cómo queremos emerger de esta crisis; para volver a conectar con las personas y las relaciones que amamos; para reconectarnos con un sentido de comunidad; para lograr una vida más balanceada; para trabajar en pos de una vida más sana en todos los aspectos.
Tenemos la posibilidad de elegir cómo se verá el mundo cuando abramos las puertas en tres, seis o doce meses. ¿Vamos a optar por la Humanidad 101 o la Humanidad 3.0?
La Humanidad 101 es una vuelta al tribalismo mental cerrado de un “nosotros vs. ellos”. Es una manera atemorizante, egoísta, que prioriza las necesidades inmediatas y que extrae de ellas el valor máximo en el corto plazo.
La Humanidad 3.0 es abierta, íntima y empática, es colaborativa y optimista. Se focaliza en el futuro y asegura que haya suficiente para sobrevivir.
Cada uno elige.
Asumiendo que optemos por la Humanidad 3.0, ¿Cómo se verá la próxima iteración de sustentabilidad? Creemos que habrá tres partes fundamentales:
El individuo
Es tiempo de clarificar lo que nos sustenta, lo que da sentido a nuestras vidas. Es natural que durante una crisis nos volquemos hacia el calor del hogar y hacia las personas que amamos.
Pero también nos volcamos hacia la belleza, la naturaleza, la música, el arte, las conversaciones y la creatividad. Hacia el vino y la buena comida. Hacia el rezo o la meditación. Velamos por nuestra salud y bienestar, tanto físico, mental como espiritual.
Estas son las cosas a las cuales tenemos que aferrarnos a medida que avanzamos. Son las cosas que debemos priorizar y proteger.
La comunidad
Hasta el momento, el COVID-19 redujo nuestra comunidad a cuatro paredes y a las calles más cercanas, dándonos una posibilidad de conocer más a quienes están más cerca nuestro. Esta experiencia nos está enseñando acerca de la empatía y la conexión, acerca de pedir y dar ayuda y acerca de compartir recursos y risas.
Se trata de un nuevo modelo operativo para la ciudadanía. Un modelo que va más allá de nuestras ciudades, naciones y comunidades globales.
El mundo natural
A pesar de la reducción en lo que respecta a la contaminación aérea en China, la limpieza y claridad de las aguas en Venecia y otros ejemplos de la naturaleza recuperándose a medida que la actividad humana se pausa, los problemas que el planeta enfrenta todavía existen y siguen siendo urgentes.
Pero podemos elegir continuar nuestras vidas utilizando energías renovables en vez de combustibles fósiles, continuar con las reuniones vía Zoom o Google Hangouts, optar por una alimentación a base de plantas por nuestro bien y el del planeta, y mantener una vida de menos consumo.
También podemos focalizarnos en la bionimética, innovaciones humanas basadas en historias de éxito de evolución de la naturaleza que nos pueden ayudar a resolver algunos de los problemas más apremiantes de nuestra generación.
Lo que se necesita es un cambio de mentalidad y, quizá, de terminología.
Mientras que el término “sustentabilidad” pueda evocar imágenes de proteccionismo y conservación contra las pérdidas -ya sea capas de hielo, o la selva amazónica, o el valor nutricional del suelo- lo que se necesita es crear valor activamente restaurando ecosistemas y construyendo normas sociales y culturales. Es lo que Lorraine Smith llama una “economía regenerativa”.
En vez de “no hacer daño”, es mejor “dejarlo mejor que lo encontraste”.
Hermana de una economía circular que busca eliminar los residuos y la contaminación, dejando los productos y materiales en uso y regenerando los sistemas naturales, una economía regenerativa tendrá tres elementos importantes:
Este es el nuevo modelo que deberíamos escoger.
Entonces, ¿qué significa esto para los negocios, marcas, organizaciones y movimientos?
En una época en la cual “vender-vender-vender” se considera como una insensibilidad vulgar, las marcas necesitan redefinir sus valores y demostrar cómo pueden ayudar a los individuos, a las comunidades y al mundo natural a encontrar un significado y un progreso.
Es tiempo de ahondar en el porqué detrás de nuestro negocio y utilizar eso para empoderar a las personas a adentrarse en una nueva economía regenerativa, para verdaderamente poder hacer del mundo un mejor lugar.
En una ponencia reciente que Smith dio en una conferencia de economía circular en Brasil, compartió una cita de su amigo Fabricio Muriana que resonó con mi forma de pensar:
“Aunque el futuro pueda parecer malo, todavía tenemos mucho presente…”
Ninguno de nosotros sabe cómo será el futuro. Pero podemos estar seguros de que éste es nuestro momento de actuar, de elegir un estilo de vida que deje que el mundo a nuestro alrededor sea un lugar mejor, más sólido y con más capacidad de renovación.
Para poder resistir todos juntos como comunidad y recibir los nuevos comienzos con esperanza.
Autora: Julie Reid – Directora de Contenido – Planeta Shine